miércoles, 9 de junio de 2010

Revisionando a los clásicos III: A guide to recognizing your saints






"Lo dejé todo y a todos; pero nadie, nadie... me ha dejado a mí"


Si tuviera un arma no recomendaría esta película intentando desentrañar todo lo bueno que tiene (y bueno también de bondad, de la verídica, de la que se respira tras toda una vida ahogándote), no intentaría hacer campaña de la primera película de un tal Dito Montiel, basada en su propia novela autobiográfica. Si tuviese un arma la ibais a ver porque sí y punto.

Pero no la tengo. Así que por partes.

Dito estaba harto de su barrio, de cómo le amenazaba de muerte cada día, de cómo truncaba los sueños de sus amigos de la infancia, de cómo todo lo hermoso se pudría entre bromas de padre fracasado y novias que tienen la vida ya decidida. Y Dito se marcha. Y que les follen a todos.
Se hace escritor y escribe sobre lo que conoce: sus amigos, su madre, SU PADRE (¡qué a todo esto es el puto Chazz Palminteri!)... Y no sabemos que ha escrito; pero nos iremos haciendo a la idea.

Quince años después vuelve al barrio porque su padre está enfermo. Desde que pisa el barrio, Dito va recibiendo honestas críticas sobre su marcha que el confunde con reproches.
En realidad, el que tiene asuntos pendientes con el pasado es él y poco a poco los pone frente a sus allegados.

La película salta del Dito de 16 años que se va llenando de deseos y sobre todo miedos, al de 30.

Es una película sobre Nueva York, y tiene algo increíble en su descripción: no copia a Scorsese. Esta Nueva York se parece a tu pueblo en verano, a tu barrio después de las clases (si no eras un verdadero gilipollas, claro); es la infancia de casi todos.

Y lo mejor de todo es la esperanza de que cuando vuelvas, al igual que en la película, nos daremos cuenta de los errores: la novia ya es madre, los amigos ya están de vuelta de ti, la madre te descubre que la actitud de madre es justo lo que siempre has necesitado y el padre...bueno, eso lo mantenemos en secreto.

Toda una vida huyendo para poder sentir, y descubrir que, al final, sentir es lo contrario de sentirse satisfecho.

P.D: Boyero vuelves a ser un soplapollas.



martes, 8 de junio de 2010

Revisionando los clásicos II : Frost/Nixon



Aún no me explico que pinta Ron Howard llevando esta tremenda película a buen puerto; porque, si exceptuamos Willow, el resto de su filmografía se espachurra en la acera de madura que está: aquella de Tom Hanks y la sirena, Apollo 13, la muy-pero-que-muy fascista Ransom o la soporífera y chulopollas Backdraft (aquí Llamaradas o "la película que condenó a todos los que participaron en ella a hacer un parón obligado en su carrera").

Frost/Nixon la podría haber firmado el desaparecido S. Pollack si hubiese sido más cínico y más cabrón, aún.
Y no sé si es que ya he tocado fondo o qué, pero me he reído un montón con este desafío entre Nixon y Lorenzo Milá.

Por muchas razones, pero la más básica de todas es que está película sobre periodismo de investigación dedica menos de un minuto a la parte de rastrear la mierda del señor Nixon, en parte porque sería un plomo, sí, pero, sobre todo, porque el meollo se reduce a que Nixon lo tenía bien jodido (obviando que el tipo no fue a la cárcel y obtuvo el indulto total y automático de parte de Gerald Ford).

Esta no es la historia de como el mundo paga 2.000.000 de dolares por no juzgar a Richard Nixon-la mitad del film trata sobre la financiación de la entrevista-, sino que trata sobre como el show televisivo consigue derrumbar a un hombre que no sabe esconder su odio a los demás.

Porque perseguidor (un David Frost vividor y pusilánime) y perseguido (el Nixon más cabrón y reaccionario) no están, necesariamente, jugando al mismo juego.
Uno triunfa cuando ve peligrar su estatus, el otro fracasa cuando presencia la fe ciega de sus amigos...y es al revés de lo que se esperaría por lógica.

Frost/Nixon no es ningún clásico y nunca lo será porque es una película extraña sin épica alguna. Una inmersión, en primera persona, en el mundo del espectáculo político en la figura de un tipo al que se la suda la política. Y por eso gana Frost. Casi sin darse cuenta y sin que merecerlo o no importe lo más mínimo. De hecho, da la sensación constantemente de que Frost sólo está preocupado por la audiencia, y los intentos de Nixon de llevar la relación al terreno del combate resultan anacrónicos y poco realistas. El peor enemigo de Nixon es él mismo.

Gana el nuevo, el que tiene suerte en la ruleta del casino; el otro simplemente hace pública su destrucción sin ser consciente de ello.

Espero que no la vea nadie más o estallaremos de ganas de vivir de tan frívolos que nos volveremos.


domingo, 6 de junio de 2010

Incluso la soledad se puede atravesar



Zaragoza se parece mucho a Chernóbil, tiene abundancia de riberas y enormes arboledas y sin embargo a sus habitantes les valdría con una buena red de catacumbas donde ocultarse. Igual no ha quedado muy claro...ya, es Chernobil lo que se parece a Zaragoza, eso debe ser.
Echo de menos la muchedumbre a todas horas; pero la culpa es mía por anegarme de familia hasta los ojos.
Me caigo de sueño. No he dormido, pero sí he desayunado.
Parafraseando a S. Jerusalem, tengo ahora mismo"una actitud inmejorable para hacer periodismo".

Y ando nervioso queriendo contar algo sobre The Butcher Boy, pero resultaría aún más yermo de lo normal. ¡Y es un pedazo de película, de las de aplaudir hasta con los pies!
Así que cambio de tercio de Flandes -me cabreo al releer- y me decanto por la confesión agustiniana (¡guau, que giro de guión tan inesperado!), algo que me sale siempre solo, como la verborrea casposa a los tertulianos de la tele.
He encontrado informes de evaluación del bachillerato que ya hacían saltar alguna que otra alarma, vocación de pésimo estudiante; de soplapollas, para hacer honor a la verdad; si no estuviese de empalmada a lo mejor no estaba pensando en lo completa que me parece la palabra follar; un "derecho de la persona", según Lisa Bonet.

¡L. escribe, cojones! No me dejes solo en este antiguo oficio de canastillero. Lo mismo cambio de tercio de Mahou y me bajo el Ebro en kayak; haciendo, así, de la vida videojuego, de esos de superar pantalla a pantalla antes de partirle la cara al boss barriobajero de turno.
Me disculpo y me retracto de mis ganas de camorra aragonesa, Zaragoza no se parece a Chernobil, se parece muchísimo más al pueblo de Trillo.

viernes, 4 de junio de 2010

Revisionando a los clásicos I: Lone Star




- ¿Vais a casaros?
- Puede.
- ¿Conoces a su familia? ¿No les importará que seas blanco?
- Su familia cree que una mujer mayor de 30 años que no se ha casado debe ser lesbiana...estarán contentos de que yo sea un hombre.
- Reconforta ver como un prejuicio queda superado por otro aún mayor.


John Sayles es escritor, guionista y director de cine independiente. Y Lone Star es la primera película suya que he visto. La peli es bastante desconocida, del 96; época de horas en el videoclub, donde siempre la tuve en mis manos por el enfermizo atractivo de su carátula.

Han tenido que pasar catorce años.

Por detrás, junto a una sinopsis imposible de adelantar, un tío del New York Times la define como "absorbente". Bueno, sí, es exactamente eso.
Te mantiene pegado a las historias de los"espaldas mojadas" que cruzan la frontera para convertirse en su propia competencia y que acaban volviendo a casa porque han hecho pasta suficiente, te mantiene atrapado con la sabiduría de la primera linea fronteriza de los EE.UU, tejanos orgullosos que poco tienen que ver con el tópico redneck que necesitamos suponer y también a los negros; envuelto uno de ellos en la negación al "victimismo" de los suyos que se come una buena ración de sentido común y familiar.

Y no es el carácter impreso por Sayles a esos grupos lo que importa, sino que minuto a minuto vas comprobando hasta que punto todo está interconectado. Todos forman una comunidad cohesionada a través de sus demonios: los lazos familiares, la ley o la ausencia de ella, la corrupción (o quizás el reparto justo entre los supervivientes) que desarrolla la historia del Condado de Río, también llamado el Estado de la Estrella Solitaria (lo dicho, primera linea en el mundo real). John Sayles no denuncia el pasado, no intenta hacer cine reivindicativo; Sayles pare un peliculón social; en el que lo que importa es el presente de la comunidad donde todos y cada uno de los personajes mejoran al conjunto.

Pero, por encima de todo lo demás, resulta fascinante cruzarse con una historia tan cuidadosamente contada que cada escena posterior supera en fuerza, contexto, claridad y humanidad a la anterior.
Aquí no hay trucos, no hay mecanismos, sólo la constante duda sobre la validez de nuestros prejuicios y la fortuna de comprender, a mitad de metraje, que se nos quiere enseñar con un regalo y no con un éxtasis trágico de los tiempos de Sófocles.

Mi padre, cuando yo era niño, solía decirme que nosotros cometeremos los mismos errores que cometieron ellos; pero, por lo que he logrado entender, eso no ocurrirá...sino que cometeremos los mismos aciertos que cometieron ellos.


P.D: Queda inaugurada una nueva sección de crítica a las películas que me apetezca y que a lo mejor acaba con ésta.

jueves, 3 de junio de 2010

Mentir; creer en lo que no se ve


Diez fantasmas más a la lista callejera,
me siento como la Whoopi Goldberg de Ghost.

No creo que la probabilidad se atreva a cuestionar nada al respecto.

Me miran esos aparecidos, me increpan, me escupen y se van bailando por mi misma acera, empujando a alguien, de vez en cuando, bajo las ruedas de los coches.
Y yo no me entero porque estudio en la biblioteca enfrente de una chica de primero que aparenta haber hecho añicos una vajilla entera.

Y me mira fijamente, proyectando imágenes fabulosas en mí:
Nos follamos entre el oleaje y los restos de un naufragio,
con un brazo alrededor de ella y otro asido al mástil;
el agua tapando y destapando los muslos de ambos y el sol, rencoroso,
calcinando nuestra piel salada.
Y luego ahogarnos, claro, qué si no.

Levanto la vista de su mirada negra y veo que los espectros se están pasando. Los apuntes de la gente vuelan por toda la sala, los portátiles se hacen añicos y bolígrafos que vuelan solos garabatean pollas en la cara de los estudiantes.
No estoy para poltergeist. Prefiero disfrutar del enigma de la chiquilla que puede con todo.

Y volvemos a conectar nuestras miradas: Dejo mi mente en blanco; una montaña se abre en dos y de su raja brota un torrente incontrolado.
Esta chica tiene una obsesión líquida.
Me viola la mente con escenas de polvos forzados, con la hierba incrustándose en la espalda y sus manos aplastando mi cabeza contra el suelo.
Por mí perfecto.

Pero se cansa, se despista; o a lo mejor he sido yo quien ha aguantado hasta el final, quién sabe.
El caso es que se levanta, recoge sus cosas y se marcha por la puerta rompiendo todas las baldosas que se cruzan con ella.

Al pasarme la mano por el pelo compruebo que estoy empapado, y que los demonios se han montado una rave con pirotecnia, barras de bar y máquinas de espuma... y sólo yo lo presencio.
No queda nadie estudiando y la súcubo ya no está;
me importa muy poco todo lo estudiado.

Estrecho la mano a un par de aparecidos que se les ve animados. Parlotean sobre los éxitos de esta multinacional, sobre lo rápido que se asciende si uno se compromete con el ideario de la marca, sobre la cobertura al finalizar el tiempo laboral...
Me enseñan un contrato que no recuerdo haber firmado, un par de golpecitos en la espalda y cada uno vuelve a lo suyo.
Se acerca, impenitente, otro verano.

domingo, 30 de mayo de 2010

Hasta el centro de Camboya no se folla


Acabo de despertarme. O acaban de despertarme dos que son tocayas, mejor dicho. Porque por mi propio pie no salgo de la laguna ni en verano. Me lío las horas, las echo al hombro y dejo que se engusanen y mueran.

Pero acabo de despertarme. Y pienso que la traición es el pan de cada día y que traicionado y traidor son intercambiables, sólo que uno se pirra por la culpa y el otro por la ira.
Así el activo puede seguir sintiéndose vivo y el otro cobarde.

Y con la cara lavada, afeitada por completo, y con alguna que otra crema untada en la barbilla, me dispongo a seguir investigando en la buena dirección.
Lo primero que me viene a la cabeza es pedir perdón.
Lo pido.
De veras.
Lo siguiente es perder el vértigo. Pero sin avasallar, que es algo que me va a costar horrores.

Por último, me prometo no volver a dejar una constancia tan cutre de una buena noche de consejos impersonales: de esos que o los cojes tú o los cojen los de siempre.
Es mi último agradecimiento sin usar el cerebro. Palabra.

Acabo de despertarme y ya me echaría a dormir angustiado otra vez. Ni vago, ni imbécil; únicamente pijo... y de incógnito.
Desde aquí recomiendo a las mujeres. O no aprenderemos.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Épica hiperrealista


Más o menos, de una manera muy serrana y paciente,
se han escrito los capítulos anteriores que han traido al protagonista hasta un estado de semisatisfacción por lo deseado con ganas,
y de sedición malsana por lo poco sujeto con las manos.

El mundo se ha portado algunas veces, eso no lo voy a discutir nunca;
están los documentales de animales que nos yerguen sobre hombros de gigantes.
Y el blues.
La cultura en manos de nadie.
Las panaderías abiertas a las cuatro de la mañana.
La descripción y estudio de todas las especies, yerbas, simientes.
Lavapiés, el pastel de cabratxo, las historias de balleneros,
el Nuevo Periodismo, Vittorio Gassman,
la sátira, las lentes de contacto, Josèphine Baker,
Iris Murdoch y su relación con John Bayley,
y, sobre todo, las religiones que tienen animales por dioses.

¡Vivimos tanto a través de las posibilidades de otros que no entiendo como no estamos de celebración continua!

...Agujero negro narrativo...

Pero luego está este puto enjambre de venas y fibras musculares intoxicadas impidiendo llegar hasta donde dicta la imaginación (puta, puta imaginación).

"Sabía pegarse cuando no se pegaba y ahora practicamente sangra si cambia un poco el tiempo.
Pero se acuerda de sus ideas, vendió sus ideales bien barato para no darles más vueltas y se concentró siempre en sus ideas (o idas de olla o mentiras o propaganda de grandes multinacionales).
Con el soniquete constante de espicharla en la cuneta.

La amenaza del hombre del saco en el que nos transformamos cuando cumplimos los 25 tiene presas todas las oportunidades, maniatadas y obligadas a estar tiradas por el suelo.

La última, en su turno de ir al baño, engaño al "secuestrador", se escapó por un ventanuco y se infiltró entre la multitud de las malas ideas.
Las anteriores que escaparon a ella usaron tretas, poco más o menos, igual de ridículas.

Pero las que quedan dentro y quiere rescatar -muy importante este punto- ya deben estar impacientándose.
Ya sueñan con un tipo cualquiera al rescate, aunque llegue sin pectorales ni sonrisa noventera; uno del que poco importa que le claree el cartón, tenga pelo en los nudillos o se le quede baba seca por la boca.

Y llega tarde, pero tiene intención de llegar.
Va de camino, parándose en cada portal a ver si ve un timbre pintado de rojo y/o enfrascándose a repetir a todo el mundo las deliciosas idiosincrasias del mundo animal; sí, pero va en la buena dirección.
Va decidido a enfrentarse con su ego, su yo, su superyo y todos los tús que ha malinterpretado; y conociéndole, sus enemigos no pueden ser muy peligrosos.
Será una de las peores escenas de acción de la Historia. No cabe duda".

jueves, 13 de mayo de 2010

Les Étoiles des Filles Mortes


Lo sé sin salir de aquí.
Corren arrastradas por los ríos,
flotan en los mares.
Se mantienen incorruptas.
Ellas con especias de bosque y noche en cada orificio.
Yo en el desierto del futuro, como gato alrededor de comida caliente.
Y decenas de inuit usándolas como embarcación para llegar al oceano;
arremolinadas al final y erigidas como arrecife de hagiografía.

Y en mi memoria episódica una no ve a la otra,
la hermana no mira a la amante y ninguna dosis fue primero.
Todas y yo, sobrados de razón,
fluidos para motor
y ansia de morir como siameses separados.

Salgo de todo esto y no hay corriente marítima conectada a nada.
Ni lírica completa, ni polvo retractil bajo el lóbulo temporal.
Sólo coros de infancia armada,
mis sombras formando una familia,
el cardumen alimentándose de los ases rotos
y sus estrellas brillando impenitentes en los cuerpos que quedan bocabajo.



martes, 11 de mayo de 2010

Releyendo a los clásicos X







"Ya perdoné errores casi imperdonables.
Trate de sustituir personas insustituibles,
de olvidar personas inolvidables.
Ya hice cosas por impulso.
Ya me decepcioné con algunas personas,
mas también yo decepcioné a alguien.
Ya abracé para proteger.
Ya me reí cuando no podía.
Ya hice amigos eternos.
Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.
Ya fui amado y no supe amar.
Ya grité y salté de felicidad.
Ya viví de amor e hice juramentos eternos,
pero también los he roto y muchos.
Ya lloré escuchando música y viendo fotos.
Ya llamé sólo para escuchar una voz.
Ya me enamoré por una sonrisa.
Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y...
Tuve miedo de perder a alguien especial
y termine perdiéndolo
¡¡pero sobreviví!!
¡¡Y todavía vivo!!
No paso por la vida.
Y tú tampoco deberías sólo pasar ...
¡¡¡VIVE!!!
Bueno es ir a la lucha con determinación
abrazar la vida y vivir con pasión.
Perder con clase y vencer con osadía,
por que el mundo pertenece a quien se atreve
y la vida es mucho más para ser insignificante."

Charles Chaplin; "¡¡Vive!!"




lunes, 10 de mayo de 2010

El viejo continente






No os equivoquéis conmigo, yo soy vienés y lo seré toda mi vida.

Cojearé,
posaré ante el espejo,
y me mojaré bajo la lluvia como un vienés.

Porque no se envejece en ningún sitio de mejor manera.
Con el psicoanálisis como patrimonio
y la humildad como pecado;
en Viena quedan posos del sexo loco de los ´20 berlineses
y nadie te pone los cuernos en la ópera.

Frente a los burkas que esconden mujeres
yo reverencio el desnudo público de mi mujer.

Acoso a los ancianos, azuzándolos con la caballería;
porque sí
y porque ya es hora.

Y cuando concluya este valls electrónico,
colonizaré el Trópico con una fusta y buenas intenciones.

Porque soy un vienes
encerrado
en el cuerpo de un idiota
que responde con labores de contención.

domingo, 9 de mayo de 2010

Bocadillo de camomila




No estoy para narrativas normales, amigos. Me quedo con la épica-química, el western atmosférico, la intriga de la coexistencia espacial y la novela criminal. Todo lo demás es novelucha romántica, discursito pedagógico de fariseo y cabrito y moralina judeocristiana (de la chunga, nada que ver con el "cine de la inquietud moral", por ejemplo).
A la hora de los estilos, necesito un poco de "Cut-up" a lo Burroughs, un compromiso total con el juego como hacía Cortazar y una sinceridad completa... acobardada en el último segundo para pillarla buscando un escondite en el salón.

Mi lenguaje está en búsqueda; por fin, ya me comí los huevos de niño lector asocial y resabiado. Ando abierto de piernas a todo el lenguaje panamericano (una buena muestra de ello *), y un compendio de dioses y demonios suficiente para formar el panteón léxicográfico que abarrote mis farragosas subordinadas -muerte anunciada en el pasado de esa quimera sosísima y bienpensante que es el párrafo corto-

La voz. Nunca hubo duda. Tercera persona cuasi omnisciente cuando se trate de castigar, totalmente omnisciente cuando me sienta con flow y más dado a la prolepsis que a la analepsis (es decir, más dado a joder los chistes que a mejorarlos); por último, primera persona...bueno, si empiezo en primera persona todo el mundo al suelo.

En cuanto al ritmo: siempre pensé que la única evolución de un cuentacuentos y de un tiralineas estaba ahí. Así entendí la evolución de una época literaria a otra en el colegio y así lo sigo viendo. Y por eso no he tenido ritmo alguno y tengo que escribir con música a toda ostia.

Si entro en descripciones cuando escribo se debe a tres posibles motivos: o necesito despistar, o estoy todavía entripado con algo que he soñado o quiero relajar alguna taquicardia escribiendo y
me da igual perseguir o no a las musas con el bate de beisbol.

De todos es sabido que cuando se escribe sobre el proceso de escribir, o sobre el enfrentamiento con la página en blanco, o sobre el papel de creador, es que no hay nada serio que decir y que ya no se es escritor. Y ahora queda, según el concepto de trascendencia, plantar un ñordo y tener un monstruo.


* "¡Qué gonorrea! ¡Qué vaina tan cruda y tan bacana!"



lunes, 3 de mayo de 2010

No pain, no game



Tengo una taza partida en pedazos, es un recuerdo de Praga, pero no mío; yo no conozco Praga, como no conozco Bhután.
Pero aunque no sea mía he decidido recomponerla con paciencia. De hecho, ya lo sabéis: porque no es mía voy a recomponerla.

Va a ser el principio de mi imperio. Pegado con pegamento y vendido antes de que se desmorone, y yo, ya lejos.

Si me paro a pensarlo siempre tuve en realidad vocación de rey, de gobernador. No quería ser autor, sino autoridad; como Bret Easton Ellis.
Que me adjudicaran el título de emblema de una generación o ser convertido en objeto de deseo, nada serio, nada intelectual; sólo una turbia impostura, algo nocivo, algo expuesto a la horda...cercano al cielo.

Así que aquí seguiré juntando trozos de porcelana para hacer feliz a alguien, para que me hagan feliz a mí. Barruntando que la misantropía gobierna el mundo mientras mi gato ha huido a pastos más verdes.
Tocar fondo es tener una taza rota por mascota.

Hay galletitas de la fortuna bastante peores



Se me han hinchado los músculos de la espalda, así como suena; un cuasimodo en Delicias con temblores. En pleno mayo con el radiador a tope y ofreciéndole el culo.
Una vez más, enfermo en el peor momento.

Eso sí, el malestar me hace algún que otro bien: sacia mi necesidad de pereza porque no me saca de la cama, y me ofrece mucho más tiempo para mejorar mi situación.
B. decía en su obra: "yo no hago virtudes de mis defectos". Bueno, pues yo no hago otra cosa. Y si me disculpáis, me vuelvo a la cama. Que la literatura no anda por aquí fuera...y parece que me estoy poniendo confesional.

viernes, 30 de abril de 2010

Un menú sólo de entrantes






Seguro que volverá a ocurrirme, ya lo verás; no tendría sentido toda esta contención -esta lasitud- si no me esperase, pasado mañana, tras la esquina.
No puede haber ocurrido y ya sin más, apesadumbrarse todos los días por venir.
Sí, sé que a la gran mayoría les pasa. Se encuentran a gusto en un solo día y de regalo toda una vida para entender la broma. Pero no es el caso que nos ocupa.
Además el gusto por la nostalgia lo perdí a los diecisiete.

¡Qué increible es la envidia! Te agarrota y te entierra en el desierto, te quema la retina; te da por perdido. Y para salir del túmulo te aferras a habilidades infantiles, a ánimos equivocados del padre.

Pero estás sepultado en la autocrítica, esquivando ataques de pánico con una mano en el pecho, y otra en la cartera. Cuando la boca se te llena de mentiras, comienzas a soñar. Despierto. Pero ya no apuntas ninguno, porque se comienza a santificar la verdad.

Se abren las puertas de par en par, para que corra el aire y traiga el aroma a pan de aceite de la tienducha de detrás de las pistas. También vuelve el caliente sudor de las chicas del 83, que bebían en aquel bar del pasaje donde ponían Los Burros.
Y sobre todo el rumor del cloro que impregnaba el camino por donde habían pasado sus hombros finos, cobrizos, perfectos; y la senda que me conducía hasta ella, en los trigales; más allá de la alambrada.
Cuando era tan valiente que firmaba cualquier pacto.

Repito, no es nostalgia: es fatalidad y negación de lo evidente.




La ciencia lo explica mejor. Como siempre.
En la niñez, en la juventud y así, las sinápsis están frescas como arándanos recien tomados del arbusto, las imágenes, los detalles, se clavan a fuego y se recuerdan siempre. Por un lado porque se aprende a sobrevivir -una información sobreestimada- y por otro, porque esas sinápsis hacen prevalecer esa información, por "antigüedad", por encima de los nuevos recuerdos, menos vívidos, menos determinantes.

Toda una corriente de abrazabragas como yo cree -y he querido usar el verbo creer- que al filo de la última noche, antes de extinguirse, esas sinápsis intensifican en un último estertor eléctrico la percepción.
Y pueden pasar dos cosas, dentro de los términos de esta superstición: o se vuelve a sentir con aquella calidad lo que pase en el momento, o se recuerda con total lujo la información del trastero de la memoria. Una opción merece aguantar lo que nos echen por poder presenciar "lo que sea", otra vez, con esos ojos; la otra es un fracaso estrepitoso en el crecer.

Intento descifrar en cada persona de la tercera edad cuál ha sido el camino tomado, hago estudios de estadística, intento elaborar un programa estándar; pero se cruza en el experimento una variable insidiosa que estropea las muestras: todos se niegan a que se haya acabado el mundo perceptivo, todos olvidan y siguen viviendo como si nada.

Pero pasado mañana... pasado mañana.


jueves, 22 de abril de 2010

Reescuchando a los clásicos V


FIRE!


"Dejemos las conclusiones para los idiotas"
Pío Baroja (1872-1956)

miércoles, 21 de abril de 2010

Atízame de pleno pero no me des la vara





El combate a muerte definitivo. Dos luchadores que se ríen de la muerte.

Él, un sociópata inadaptado, pletórico de hiel y poesía, hiperestésico y lleno de autolesiones; la mitad imaginarias.
Ella, una despiadada seropositiva, mitad infantil, mitad caprichosa; con ganas de llevarse todo por delante y que nadie sea capaz de hacerla sentirse protegida.

-Los personajes procuran ser ficticios en la medida de lo posible-

El local está abarrotado porque se ha corrido de boca en boca que es algo digno de ver. Eso es un punto en contra suyo, pero también del público: él ha prometido matar a todos los presentes si resulta vencedor.

Fight!

Ella le mira compasiva, y se acerca sonriendo.

Con la guardia baja y pensando que ella iba a lanzarse a sus brazos...sucede un primer error de principiante: disparada hacia delante le incrusta las rodillas en el plexo solar derribándolo a varios metros.

- Di la verdad, tu peli favorita es la Guerra de los Rose...

- Sabes perfectamente que no soy un tio con una única pelicula favorita.

Un rápido vistazo de psicópata entrenado le da toda la información estética de ella, calibrando así los pros y contras de su vestuario en este asalto.

1ºLas botas le ayudan a dar unas patadas devastadoras, debe evitarlas todo lo que pueda.

2ºLuego está ese estúpido corte de pelo ochentero; podría agarrarla y someterla así, pero la educación televisiva que ha recibido le impide luchar como una chica.

- Cada golpe que me des me hace más fuerte, si quiero puedo ser un masoca perfecto.

- Yo al menos he practicado el sado, tu sólo lo has imaginado, freak.

Como había pensado, ella se obsesionó lanzándole patadas giratorias. Tenía prisa por ganar; bueno, siempre había tenido prisa en general.
Tras esquivarlas como un rayo, se sitúo tras ella y la agarro con ambos brazos buscando un rozamiento que sobrepasaba lo enfermizo.
Ella lanzó la cabeza hacia atrás, rompiéndole una vez más la nariz. Se le nubló la visión.

- Me tienes harta. Montas esta pelea y ni siquiera tienes intención de luchar.

- Tendrás mucho que objetar... has invitado a más de cincuenta personas para verlo.

Totalmente cegado se rebuscó por los bolsillos, sacó un dispositivo casero y lo accionó.

- ¡A tomar por culo!

Toda la grada estalló en llamas. El público chillaba enloquecido extendiendo el fuego por todas partes.

- ¡Pero contra quién luchas, puto enajenado! ¿Cuándo has preparado esa bomba?

- Todo es un plan maestro para vencerte por fin, zorra. Primero anulo a esos vendidos que sólo te animan a ti. Así estaremos en igualdad de condiciones.

Animado por su aparente genialidad, se avalanzó como un oso hambriento sobre ella, cayendo encima con todo el peso y dejándola inconsciente. No se movía. No respiraba. ¿Sería posible? ¿Por fin la había superado?

Las lenguas de fuego surcaban el techo y las paredes. Tenía que salir de allí...pero ¿iba a dejarla consumiéndose en el incendio? ¿Ese era el final que siempre había anhelado? ¿Era un buen momento para dejarse llevar por su típica catarata de dudas?

- Querida, ¡qué te den!

Pero fue darle la espalda y ella se levantó como Drácula, con la boca y los ojos abiertos por completo. Trepó por su espalda y le arrancó medio cuello de un bocado.
Cayó como un pelele tembloroso y con la respiración chirriante.

- ¿Quieres saber porque hice de tu vida un infierno?, dijo burlona mientras él sujetaba la sangre de su cuello con las manos.

- ¿Por...por no decirte casi...nunca te... te quie... ro en vez de...en vez.. de te necesi...to?
Justo antes de contestarle se detuvo. Ya estaban otra vez en ese punto; el chalado y la psicópata que se intercambiaban las personalidades en un intento más de no abandonarse por completo.

Pero esta vez el juego se les había ido de las manos. Él se había desangrado y mantenía una mueca de sorna y terror: blanco total y con los labios apretados y estirados...por fin le había salido poner los labios especiales.

Ella salió en el último momento del local que se derrumbó tras de sí. Era el fin de una era, como decían siempre las películas que él guardaba como tesoros. Y el principio de otra. Menos violenta, más constructiva. Totalmente diferente.

Había ganado y no sabía el qué. FIN



lunes, 19 de abril de 2010

Un ternero lindo puede mamar de dos madres



Se me abren las alas por exceso de café y se me enredan por falta de sueño. Pero como bastante bien, mamá...ya ves que algo se adhiere, después de todo.
Prefiero contarte abiertamente que me la casco con desgana a veces, pero otras veces estoy seguro de que me hago el amor, o al menos de que me compenetro bien conmigo mismo. La última cayó mientras le daba otra oportunidad a "El hombre que nunca estuvo allí"...que ya ves tú lo interesante que fue revisitarla.
En cuanto al tema nietos lo tengo todo más controlado; sé que me gustan las chicas (que es un comienzo), pero las muy cabronas toman anticonceptivos por su cuenta. A la última conseguí sacarle el anillo vaginal mientras la masturbaba, pero resulta que en las 3 primeras horas aún no hay fertilidad, ni vida que se abra camino, ni ganas de chapotear en lo inerte.

Estoy barajando la posibilidad de empezar a plancharme la ropa, de pasar el recogemigas al mantel antes de sacudirlo por la ventana y de colgar una bandera de España de mi ventana, porque sí, porque es mi país y deben saberlo mis compatriotas.
Creo que ya es hora de pagar tantos años de excentricidad, de pasear por la calle con la mirada clavada en mi paquete y de no encumbrar a ningún ídolo única y exclusivamente por despotismo. Esta navidad os compro lotería de Navidad sí o sí; que seguro que nos toca, ya veréis.

Ah, tanto las E.T.S como las drogas químicas no eran para tanto, otra vez tenías razón; aunque tus ánimos constantes para que experimentara la vida hasta la raiz me parece que responde a una cruel superioridad sobre mí. Tanta filosofía vitalista y tanta cultura del desgarro existencial no me han aportado nada más que arrugas en el entrecejo y un andar raro...

Igualmente, gracias.



domingo, 18 de abril de 2010

La cena fría

Primero unas imágenes.

- Un tipo cualquiera curra a la vuelta de la esquina vigilando un parking desde una casetilla donde volverse loco debe resultar muy fácil.

- Dos tios, camino a casa, comentan que Juan se ha ido, con una "piba", sin decir nada.

- Se cruzan en mi camino unas veinte chicas y todas se parecen entre sí, y no creo que les importe.
- Otras chicas pasean de la mano y con mi ojo de cerradura veo que una tiene dudas.

- Nadie sonríe tan temprano.


Y ahora lo mío.
Recorrer la ciudad es algo feo de cojones. Significa hacer sangre de cualquier encuentro, ya que mirar con nostalgia los fotomatones o emborracharse en cualquier barra es de un rutinario que tira de espaldas; lo mejor será inundar el valle y achicar la corrala.
Poner la puerta cada día en su sitio ha sobrepasado la metáfora de la roca y la cueva, y ya no sacia ninguna sutileza; todo es ya tan concreto que da pena y aburre. No recuerdo la última vez que jugué con las palabras, y no he visto por la calle ni una sola intervención artística-urbana de esas tan de moda.

Nos han timado a todos; sólo queda beber, follar, abrazarse cuando hay más gente delante y llenar el feisbuc de inquietudes de mierda.
Como dijo el protagonista de una peli el otro día, "me da igual vivir o morir".
Y, añado, me importa muy poco lo encontrado.



sábado, 17 de abril de 2010

Ya no me cantes, cigarra






Que si el intercambio de energías, que si estoy agotando el qi...
O prostitución tántrica o nada.

Tengo los brazos llenos de arañazos del gato, el porno ha desaparecido de mi madriguera y he vuelto a las poluciones nocturnas de la edad del pavo... ya he visto unas cuantas candidatas a las que llenarles la espalda desnuda de jeroglíficos y romances, pero tienen novio, novio y relación abierta que es lo que se lleva (una mierda contradictoria pero que parece que satisface a muchas menos de lo esperanzador).

Y tan pronto te abofetean con L´Atalante, como te cantan una copla de los de gitano con el dorso de la mano duro porque lo mismo da todo, y ni rastro de un chivatazo, de un aviso; y hablando de avisos: ya he aprendido a ser una persona horrible y se me da bien...que nadie venga apelando a la inconsciencia o la ignorancia que tiro a dar y tengo un gato entrenadísimo en el combate.

jueves, 15 de abril de 2010

Adentrándonos en la intercapa




Me quise tanto de crío que no hay ya dios que me aguante. Y me río con aquel enano, pringao como el que más, a través de los vórtices del tiempo y del calcio.
Me cago en mi calavera una y mil veces y sigue queriendo más...más tortura, más sabiduría personal e intransferible; más catástrofe y reconstrucción de las ruinas.

La periferia clama por otras exigencias pero el cerebro, quién realmente manda, está borracho de poder y enfermedades incurables: la falta de vida potable contra los anticuerpos de la inmortalidad.

Sí. Un desbarro tras otro que tendréis que aguantar si me queréis o si vivís cerca.
Una oportunidad de oro para salpicarme con el coche al pasar o de robarme el último piti de camino a casa.

¡Qué mierda tan salvaje resulta la incapacidad de discernir si nos ha ido bien o mal!
La opción de siempre: quemar una tonelada de sus cosas.