...Y esos
perros no me sacarán, a ostias, nombres de kebabs como líderes del Isis.
Lo único que hago es pensar tanto en los peces de acuario como en
los magnates del crimen, y acabo teniendo claro que es justo que todo muera; al
final.
No digo justo como fin del camino (mátate o mira como mueren), sino como
advertencia: todos podemos matarnos. Todos Podemos.
Mujeres y hombres, durante siglos, hemos sido una panda de cobardes.
Putos y putas cobardes. ¡Pero qué otra
cosa íbamos a tener más común!
Entre nosotras, ahora el manifiesto fálico es más incendiario, vejatorio y violador que nunca. No se pierden un capítulo los maridos de las casadas felices. Se la machacan con cara de nazi tatuado preguntándose quien es el gran mufti de Jerusalén. ¿Sabes dónde? en Internet.
Entre nosotras, ahora el manifiesto fálico es más incendiario, vejatorio y violador que nunca. No se pierden un capítulo los maridos de las casadas felices. Se la machacan con cara de nazi tatuado preguntándose quien es el gran mufti de Jerusalén. ¿Sabes dónde? en Internet.
Internet.
¡Mujer africana,
jodido lo tienes, hermana!
Internet es la super mente que sobrevivirá a nuestro holocausto,
una especie de Mimir, el gigante nórdico. Toda nuestra cultura milenaria, absolutamente
todas nuestras fotos de gatitos; todo quedará abandonado, aunque al alcance de
cualquiera. Somos creative commons.
¡Bah, tienen razón, me paso de aguafiestas!
Torear toros, rellenar sus filetes de setas, espolvorearlos
con cocaína y celebrar la sangre en fiestas de aniversario, en cenas entre amigotes
o incluso estando solo, pasándolos por la freidora y filtrándolos en el corazón como un acto de comunión patético con el resto de los simios.
Cuando sea viejo quiero ver como atropellan a vuestros
nietos.
C´est fini!
Concluso!
No hay comentarios:
Publicar un comentario