viernes, 11 de diciembre de 2009
Puta Babilonia
Decidido, voy a solucionarlo. Se trata de tres planes que van de la mano.
Gracias por el interés en curarme, A. Pero lo que busco contándote lo que me pasa es lo de siempre, que te sirva de algo la experiencia; no por especial, que va. Curar las entrañas lo veo más complicado, si hasta mi puta infección de garganta resiste a la medicina del s.XXI...
Con la cabeza mínimamente alta puedo decir que el dolor es mi patrimonio.
Y si ayuda asustar a las pequeñajas como tú, ya habrá servido de algo.
Sí, los planes; que no se me olvide. Uno es logística: sucio dinero, un buen montón. Vendrá de donde haya. Lo mismo de siempre pero con un fin claro, poca honradez y ni ganas de hacer carrera de ningún tipo, ya hubo tiempo de mentiras, de creerme la polla con cebolla...ahora os lo váis a creer los demás; lo dicho: pasta y mentiras.
Dos, homenajearme por fin, dos palabras: Burning Man...ya saben, nuevas drogas, tener cien hijos esparcidos, volar... Perder al niño coñazo que me acompaña desde el albor de esta historia.
Tres.
Marchar en busca de la guerra. Al centro económico del mundo. Afganistán, Irak; lo mismo da. Armado, claro. A no sobrevivir, porque la opción de seguir aquí sí que es un insulto a todo lo valioso y bello.
Palabrería, sí, sí; sólo necesitamos un Waco para que salga de nuevo Timothy McBain.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Releyendo a los clásicos VI
cómo ser un gran escritor
...
quedate fuera de las iglesias y los bares y los museos
y como la araña sé paciente
el tiempo es la cruz de todos
más
el exilio
la derrota
la traición
toda esa basura
quédate con la cerveza
la cerveza es continua sangre
una amante continua
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa
dale duro
haz de eso una pelea de peso pesado
haz como el toro en la primera embestida
y recuerda a los perros viejos
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievsky, Hamsun
si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora
sin mujeres
sin comida
sin esperanza
entonces no estás listo
bebe más cerveza
hay tiempo.
y si no hay
está bien
igual.
Charles Bukowski (1920-1994)
martes, 8 de diciembre de 2009
Prisa por llegar
Ojo, ojo. El rato que me paso tosiendo después de cada cigarro está creando espectativas de nueva temporada entre la audiencia, y yo sólo puedo pensar en Jennifer Charles, en no dejar ni las cáscaras.
Escribo vestido de pollo y con ganas de más. La navidad la imagino pornografía, radiocasette al hombro, reclutas del burning man, devil´s haircut, bien de amigas de lo ajeno y mucho comic cabrón. Ese es mi deseo para el año que acaba; eso y no liarme la manta del pordiosero a la cabeza.
Y no hacer un regalo a nadie. Este año no. Ni que me lo hagan, esto es entre la vida y yo; nada de corteinglés, fnac ni todoacienes.
Lo jodido va a ser pasar frio cuando llegue a casa, pero como no soy ni el último ni el primero, no me preocupa demasiado. Prefiero pensar en camada de cachorros y botellas grial.
Aparte de eso, una lista de tareas que se caga la perra para hacer un 2010 burocrático en las formas y pitufante en las envidias, un recopilatorio que ya querrían escuchar en el norte y un buen menú para agasajar a la mamma, que ya mira para dentro por rutina.
Los demás podéis violar un muñeco de nieve o meteros el último pedo tecnológico en el culo ayudados con un destornillador que yo este año voy a repartir suerte a todas las que lleven algo rojo en el corazón.
Uzi Trigger
Estamos acorralados por el mar y a mí siempre me han dado vértigo las olas incansables. Y cuando el mar está en calma me parece el peor engaño, el de siempre. La sensación de ser ratas que abandonaron el barco y llegaron a la costa.
La música que hicimos luego constata la presunción del superviviente.
Y el cantante de Noir Desir por violento, por maltratador, por asesino; arde en el incendio provocado por sus suegros. Y Marvin Gaye todavía sangra mirando acojonado a su padre. Y PuertoHurraco es alta política, desde luego. Cacería cinegética estalinista.
La familia es el legado, la herencia por la que los hermanos discuten, el descubrir la versión idéntica a nosotros que es el padre. El peso de la madre en cada movimiento de niño acabado que nos sale. Los hermanos son humo, recuerdo, tiempo de orfebre y de filigrana que nos es concedido... o imaginado.
Y volver a casa es lo que hacemos todos, sin sentirnos ingratos a tiempo completo; como quien viaja a París y siente que ya había estado allí.
Pero casarse es darle la espalda a lo enseñado, al contrario que amar que sólo es un juego ensordecedor que rebaja la agonía constante, el enroque entre mortales para asomarse a los riscos e inevitablemente tener una baja en el uno contra otro.
Luego está todo lo demás, salpicado de una manera u otra por el intento.
Pero seguimos empeñados en demostrar que estamos en el buen camino, en el de los inocentes; como si tal cosa fuese posible. Vislumbramos el alto de la cuna e imaginamos que al otro lado debe estar Dibullywood.
Desde el primer pisotón al suelo que se da de niño ya estamos en campo minado, y de los que yacen a los lados, la mitad son farsantes que se hacen los muertos...como si, cuando todo pase, seguir vivo mereciese la pena más que haber luchado contra las bestias.
Sin canciones, ni bragas en vena, ni orejas salidas de la piscina, mi cara se pone imbécil. Sin manos de tia rascando mi carne en busca de las tres cerezas del premio. Sin bastiones femeninos retándome a entrar con sus cuchicheos, mi mirada se vuelve santa. Se vuelve vieja y se va a la mierda. Se me encharcan los pulmones cada segundo que recuerdo que pude haber sido mucho más feliz, si no fuese porque fue tremendamente real. Tremendamente mío.
La música que hicimos luego constata la presunción del superviviente.
Y el cantante de Noir Desir por violento, por maltratador, por asesino; arde en el incendio provocado por sus suegros. Y Marvin Gaye todavía sangra mirando acojonado a su padre. Y PuertoHurraco es alta política, desde luego. Cacería cinegética estalinista.
La familia es el legado, la herencia por la que los hermanos discuten, el descubrir la versión idéntica a nosotros que es el padre. El peso de la madre en cada movimiento de niño acabado que nos sale. Los hermanos son humo, recuerdo, tiempo de orfebre y de filigrana que nos es concedido... o imaginado.
Y volver a casa es lo que hacemos todos, sin sentirnos ingratos a tiempo completo; como quien viaja a París y siente que ya había estado allí.
Pero casarse es darle la espalda a lo enseñado, al contrario que amar que sólo es un juego ensordecedor que rebaja la agonía constante, el enroque entre mortales para asomarse a los riscos e inevitablemente tener una baja en el uno contra otro.
Luego está todo lo demás, salpicado de una manera u otra por el intento.
Pero seguimos empeñados en demostrar que estamos en el buen camino, en el de los inocentes; como si tal cosa fuese posible. Vislumbramos el alto de la cuna e imaginamos que al otro lado debe estar Dibullywood.
Desde el primer pisotón al suelo que se da de niño ya estamos en campo minado, y de los que yacen a los lados, la mitad son farsantes que se hacen los muertos...como si, cuando todo pase, seguir vivo mereciese la pena más que haber luchado contra las bestias.
Sin canciones, ni bragas en vena, ni orejas salidas de la piscina, mi cara se pone imbécil. Sin manos de tia rascando mi carne en busca de las tres cerezas del premio. Sin bastiones femeninos retándome a entrar con sus cuchicheos, mi mirada se vuelve santa. Se vuelve vieja y se va a la mierda. Se me encharcan los pulmones cada segundo que recuerdo que pude haber sido mucho más feliz, si no fuese porque fue tremendamente real. Tremendamente mío.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Cerré los ojos pero me tuve que despertar en navidad
Porque una niña tiraba de mi pantalón y, mirándome a gritos, supuse que algunas cosas no habían sido culpa mía.
Quise morirte de esta guisa, a favor del pelo.
Pero luego conocí a Joan Cabellera, y él ha sido quien me ha ayudado, hoy día.
Hemos hecho pesca de altura: peces feos, de los que no se venden en las librerías; los que merece la pena pescar, cojones.
El cabronazo se ha puesto tu maquillaje, tus pelucas, hasta tus bragas para ocasiones especiales...no me preguntes como lo ha conseguido, el caso es que nos hemos descojonado vivos, ni de ti ni de lo que te rodea-para qué-...sólo de nuestros fetiches, de los de todos.
Y me ha convencido de que es bueno decir las cosas, y mentir sobre ellas más.
Nos hemos puesto serios hablando de la libertad y de la pena. De lo biodegradable del sentimiento, de gracias a dios y demás monsergas que acuchillan a la semana en los ojos.
Cuando dos parados se juntan la vida vuelve a ser bar.
Con su historia personal no hemos trabajado, eso es difícil que retoñe. Pero él sabe bien que lo mío va primero; cosas del axioma. Ya le regalaré algo por estas fechas, posiblemente un encontronazo con la vida de canto, y luego una vuelta a casa cogido del hombro, para que matice lo aprendido entre vaharadas de tiempo y brisa.
Respecto a la honestidad de las últimas cosas dichas aquí, ya lo sabéis todo; sería peor acabar siendo un gilipollas orgulloso. Prefiero engañar, mentir, hacer daño y pedir perdón; besar, imaginar otras caras, otros nombres, y luego poneros bocabajo, imaginando oscuros descubrimientos; y haberme largado a por Pepe Sales, a escupirnos hasta largas horas de la tarde.
Ando un poco con muletas, por aquello del miedo a perder el equilibrio. Con droga escondida dentro, en el tubo; y con un pincho que sale disparado de la punta porque aún tengo miedo a las caricias. Porque la piel no tiene ni puta idea, de tonta que es, no me hace ningún bien.
Y la serotonina sólo la quiero en vaso de tubo.
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