domingo, 5 de diciembre de 2010
Pausa para coger leña
Las nieves. Siempre son las nieves.
Sobrevivir a las nieves no es la traducción correcta, sino sobrevivir hasta las nieves, y celebrar un cumpleaños más, con un jardín detenido donde sólo importan las huellas de lo escondido.
Épocas de ponerse serio y parecer cursi porque los demonios se hacen visibles y otro año más sin fecundar el anticristo.
Los otros buscadores del falso grial pueblan las mismas sendas caducas, con ánimo y una fuerza que, a estas alturas, sería tonto envidiar; bastante hago portando el canasto de la fruta pocha.
Cuando el hambre apriete...
Muchos descubren que son los criados de sus espíritus jóvenes. De sus agallas. No hay duda de que beber del grial será la forma de emponzoñar su poder. ¡Ahí vamos!
En mis pesadillas los viejos son los genocidas.
En mis sueños suena Layla en estereo, y así es fácil encararse con la muchedumbre senil y un acantilado en los talones.
En mis despertares constato la transformación pausada en enemigo.
Las putas nieves.
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