
Lo sé sin salir de aquí.
Corren arrastradas por los ríos,
flotan en los mares.
Se mantienen incorruptas.
Ellas con especias de bosque y noche en cada orificio.
Yo en el desierto del futuro, como gato alrededor de comida caliente.
Y decenas de inuit usándolas como embarcación para llegar al oceano;
arremolinadas al final y erigidas como arrecife de hagiografía.
Y en mi memoria episódica una no ve a la otra,
la hermana no mira a la amante y ninguna dosis fue primero.
Todas y yo, sobrados de razón,
fluidos para motor
y ansia de morir como siameses separados.
Salgo de todo esto y no hay corriente marítima conectada a nada.
Ni lírica completa, ni polvo retractil bajo el lóbulo temporal.
Sólo coros de infancia armada,
mis sombras formando una familia,
el cardumen alimentándose de los ases rotos
y sus estrellas brillando impenitentes en los cuerpos que quedan bocabajo.

Un gran poema Malclown
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