Empalmo tantos días a la semana que estoy empezando a sentirme inmortal. A lo mejor me da un trompicón el corazón y descubro que mi único poder era demasiado para mí; la culpa es de la vida que me obliga a no querer olvidar los colores al dormir.
Y el tipo éste que no ceja en traer ninfas con cresta a mi burbuja, ¿seré Fausto ya, de una vez por todas? Las cervezas calientes nunca me han sentado mal, me hacen sentir en casa de mi padre, en el lecho de un río extinto impresionante y de picnic con todos los demonios, quitándonos los piojos en hilera, como los santos monos.
Presiento el bajón, la curva del tobogán, el momento en que todo esto será demasiado para mí y retornaré a lo cabizbajo y senil.
"Aprendí a considerar más el aspecto brillante de mi situación que lo que me faltaba, y este recurso, a veces, me proporcionó tan inefable consuelo, que apenas puedo expresarlo"
Daniel Defoe (1660-1731)
No hay comentarios:
Publicar un comentario