Sigue escribiendo, sigue despertándote, a malas o a buenas, pero despierta; vuelve a comer, coge fuerzas, ignora al resto, joder, ignóralos completamente a todos. Pasa de imaginar cosas por la calle, no las mires ni dejes que te miren; muévete, muévete, viaja a cualquier parte pero no hagas fotos que te recuerden en el futuro este postoperatorio.
Múdate a una casa con terraza, vive en esa terraza, olvida los bares, olvida el alcohol, olvida todas las noches. Piensa en tu madre, o en tu padre, piensa en tu mendigo, en tu panadero.
Gana algo de dinero y mételo en una cuenta corriente, sin darle vueltas a nada, consigue un coche viejo y escápate a sitios nuevos. Toma café en las cafeterías, por las mañanas, y a las noches cena, lo que sea pero cena.
Con un poco de suerte habrán pasado siete años y tendrás fuerzas para quién las quiera.
martes, 25 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario