Hasta arriba de verdades me estoy poniendo con Perros de Paja (el ensayo de John Gray, no la película homónima de Peckimpack). Este profesor, desconocido hasta hoy para mí, reclama lo que algunos soñábamos apretando los puños bajo la almohada: nuestra animalidad sin medias verdades.
Gray recoge la filosofía occidental y la zarandea. Exime a Schopenhauer de una quema secular a la que no sobrevive ni siquiera Nietzsche.
Nos impide olvidarnos de hasta que punto somos esclavos de la religión (cristiana, en particular): ya que toda nuestra estructura de pensamiento se engarza a la perfección con tres o cuatro máximas irrenunciables a los ojos de los sacerdotes primarios, casi cualquier concepto revolucionario no supone más que la quema de la flota para poder salvar al rey en un bote que arribe a alguna playa.
El Humanismo es Cristianismo, el Marxismo es Cristianismo y el Post-modernismo es cristianismo, o si me apuras, calvinismo. Y todo ello, pérdida de realidad, origamis del pensamiento, fe en todo menos en los poemas...material para inspirar "fantaterror".
Esas mentiras insalvables se postulan en la consideración del ser humano como "otra cosa". Ni mamíferos, ni vertebrados únicamente...destino, libre albedrío, antropocentrismo, progreso, dominio de la tecnología, ecologismo... Religiosidades que nos sitúan en el bien o en el mal, algo que escapa a nuestra decisión.
Gray me fascina con su capacidad de mostrar al puritano que se esconde tras el artista rompedor o bajo la máscara de filósofo revolucionario de algo tan racional como la Lógica. Se introduce Gray en los sótanos del museo y nos espeta la irracionalidad de la ciencia, su preservación a través de su propia consideración: la capacidad de exigir un método científico para medir el mundo pero no para medir a éste mismo método.
Ya os digo, un gozo para los homínidos.
"El cielo y la tierra son implacables. Los seres de la creación son para ellos meros perros de paja"
Lao Tzu
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Kaka deluxe
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