domingo, 29 de noviembre de 2009

Keep on Rockin' in the Free World

Que F. me suelte así, sin matiz ni gesto de aviso, que "el menú para las reuniones de la ONU siempre incluye salmón", me descoloca para siempre.

Me ha sonado a maldición vudú, a conjuro cimmerio. Pero creo que he entendido de qué se trata; no el tema de Ban Ki-moon con una pierna en cada roca del río cogiendo al vuelo salmones, sino sobre los cambios que se han producido en mí, una vez pronunciadas esas palabras. O mejor dicho, la certeza de que nada va a cambiar en lo esencial.

Veintiseis o veintisiete, no sé. Se acabaron las pijadas. En la ONU comen salmón y las diez mejores geishas del mundo les sirven el té.

Tamara, Tamara, Tamara, Tamaraaa.

Se terminó el llevar mochila a todas partes, se acabó el DYC, punto final a las resacas acompañado, pero punto y seguido a mi esclavitud sexual; a mi pesar.
Todo el rato va a sonar Temptation de New Order.

Me guardo las preciosas opiniones en el neceser y salgo de la ducha que sea. Empieza la mejor parte del partido: voy a meter un triple con el codo subido a horcajadas en el toro que mato a Paquirri mientras hago gárgaras con Golden Grahams.



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