Recordemos ese día. En que quisiste algo y lo tuviste. Así de fácil, de sorprendente. Brillante. Yo recuerdo unos cuantos días así...recuerdo ir de traje manchado todo de whisky a las doce de la mañana y salir de un hotel tras una agotadora noche de dale que te pego; en la calle, un viento del copón y un abrebotellas en el bolsillo como única posesión.
"Los perros salvajes quieren libertad; ladran de placer cuando el espíritu se dispone a abrir todas las cárceles" Tito Nietzsche
Pues algo importante. Quedan muchos días de esos. Días sin pan y con cigarros. Con unos brillos cojonudos en los edificios y toda una comparsa de conductores que te pitan al pasar.
Y sí, sólo son días hasta la mitad: la sensación nunca se prolonga, se derrite en el vaso y yo al menos lo acabo arrojando al suelo, como quien tira una moneda en la fontana di trevi mientras piensa "va a volver por aquí tu puta..."
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