lunes, 22 de agosto de 2011
Fanatismo animal
La que ama a los animales incluso más que yo o la que es incapaz de pensar en alguien que no sea ella misma -aviso, niños, en contra de lo que se dice por ahí, son buenas compañeras-
La que vive en otro estadio de realidad, al que ni siquiera sé como acceder, o una de locura llevadera, disfrazada de platos rotos siempre a la misma hora y cuadros pintados con su menstruación.
O esa que tiene el cuarto lleno de luciérnagas.
Me quedaría con la de las piernas de aplauso y baile ruso, aunque tiene pinta de ser venenosa por supervivencia, que ya voy aprendiendo como va esto: que la cicuta sólo la queremos en formato chupito en un ombligo.
O cualquiera.
No, no seas crío; cualquiera no.
Mark Lanegan, ¿cómo lo haces? las que a ti te quieren parecen soleadas y de tatuajes con mucho colorido.
A mí todavía me sale el clavar los colmillos justo antes del orgasmo. Porque aún aspiro a matarla de exceso de placer y cumplir los años que me echen en la trena durmiendo y mirando las arrugas que tengo en las palmas de las manos.
Siento los fogonazos de su cercanía.
Me asomo a cada esquina ya pasada porque sé que me sigue con la falda hecha jirones y los zapatos sacando ráfagas de neón en cada charco.
El colmo de Neptuno es no llegar a conquistar tu saliva.
Lo demás son los alrededores que pierdo y gano al póquer porque no me importa jugármelos y tiempo de espera disfrazado de experiencias con cualquiera.
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A mi también me gusta como huelen las niñas de mi clase.
ResponderEliminarA eso intento tirar ahora que sólo pienso en una
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