martes, 10 de agosto de 2010

Un detective indiferente VI: Extra con frase



Salió de espaldas del restaurante y diciendo adiós con la mano. Era él.

El cliente exigía que aquel tipo fuese abatido cuanto antes; nos dijo que cada día que seguía vivo "ese perro" le comía las entrañas, y lo primero que me pregunté cuando lo vi fue qué podía haber hecho aquel desgraciado para ser odiado de semejante manera. Me dedico a cosas como ésta.

Vestía como un don nadie que está orgulloso de estrenar pantalones. Sonreía como si acabase de vivir el mejor momento de su vida y sólo fuese el comienzo. Se acercaba a donde yo estaba con la mirada puesta en el futuro.
De besos a sus hijos aún no nacidos, de tostadas con mermelada y periódico sensacionalista, de estafas en el taller cada vez que llevaba el coche que nunca estaba arreglado del todo.
Me sobrevino la lástima; estad seguros de eso.

Un testigo declararía lo sucedido a un agente del orden, imagino que se haría el compungido; el afectado. Como si tuviese que concienciar al agente de que este tipo de cosas separaba a los civiles de la policía en dos grupos humanos distintos.

Dos hombres que se cruzan en la calle. Uno de ellos, vestido con chaqueta de cuero y capucha, se gira de repente mientras se pone un pasamontañas que saca del bolsillo.
Imagino que las otras personas también lo vieron. Que se asustaron al disponerse a presenciar una ejecución por la espalda a menos de un metro.
A lo mejor alguno pensó "¡ostia! ¿lo va a hacer?".

Imagino que el agente dejaría de escuchar al testigo cuando no había duda de lo que había pasado.
Y que anotaría algo parecido a esto: "Un hombre encapuchado en el momento del suceso efectuó dos disparos, con la calle transitada y numerosos testigos. Los dos proyectiles impactaron sobre un varón de raza blanca, aún no identificado, por la espalda. La víctima fue trasladada por los servicios de emergencia al Hospital de San Martino y el agresor se dio a la fuga tras subirse, según varios testigos, a un vehículo Peugeot granate".  

Y que conste que no sé si ese tipo murió en el acto o lo salvarán de alguna manera los médicos. Pero eso resulta indiferente: silencia igual un atentado fallido; y quién os diga lo contrario miente.

Y otra cuenta con dinero que no sé con quién gastar. Una cosa es la vida, y otra muy distinta, la vida de los demás. Yo he fracasado en la mía. Me dedico a cosas así.

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