sábado, 13 de marzo de 2010

El espíritu, la carne y Marvin Gaye




Se levantaría por la mañana, bajaría al bar a desayunar, todo muy rápido. Luego subiría a ducharse, y a afeitarse; se miraría un buen rato en el espejo esbozando un plan para mejorar su desnudo, especialmente los pezones.

Luego recorrería todas las tiendas, buscando trabajo, y eso le tomaría toda la mañana.
En lugar de comer, tomaría un café con leche muy grande, y no fumaría ni un cigarrillo mientras se lo tomaba. Y se pediría un postre, cualquiera; un flan a lo mejor.

Sabía que perdería un buen rato mirando a la gente y a los coches, pensando en ella (y en las demás también, pero claro; había una ella y unas demás)

La tarde sería más dura. Especialmente si sabes que te estás quedando solo.
Así que visitaría a alguien... aunque era incapaz de imaginar a quién.
Y si no, si entristecía en demasía, iría acercándose, calle a calle, a su casa. Se engañaría con tareas realizables y acabaría fumando y poniendo viejas canciones.

Por eso tenía claro que, de producirse lo que auguraba, no llegaría al portal; cogería el primer autobús que pasase y se bajaría en cuanto vislumbrase un parque, o incluso un descampado. Porque en esos sitios, caminar sale solo.
Y de nuevo el sol se va sin despedirse.
Le apetecería beber y seducir, pero sabe que ya no tiene aplomo para ello. Condenados a la estupidez de la maldad. De la suya y de la nuestra.

Y andaría hasta casa. Cruzaría el umbral y por un segundo se volvería a sentir tranquilo, conocido; igualmente nada tenía porqué impedír que terminase rompiendo un espejo con la cabeza.

Con esas pintas se freiría un filete -absorto en los caminos no escogidos, las infinitas posibilidades; los condicionales - y al final absoluto del día pondría una colada, se liaría un cigarrillo más; probablemente se tocase un solo de armónica para mantener a la musa con lo mínimo, con cincuenta pavos en el tanga o con promesas de días llenos de sol y niños felices; sabiendo que ya no queda ningún crédito estando todo lo mejor por llegar.

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