lunes, 16 de noviembre de 2009
Te gires como te gires, tu culo sigue atrás
38.1 grados y los ganglios como idiomas mal aprendidos. Y un frío quitapenas, ojo. Si tiene algo bueno estar malo es que sólo te preocupas por ti mismo. Por robar una manta a alguien, por hacer acopio de medicamentos y por ludarse hasta morir.
En estas fechas me toco bien poco por razones hipocondríacas budistas que no alcanzo a entender, pero que las defenderé a muerte, claro. A tenor de ésta situación, pienso en los besos como fuente de contagio (silenciosa, perversa...aristócrata) y luego me recorren escalofríos sin placer. Joder, soy un enfermo terrible; cercano a la anarquía interior. A la información económica insultante.
Pero me apaño los huevos con dedal e hilo y a otras cosas por degustación. En mi cabeza rebotan los títeres de L. cuyo logro es mejorarnos en lo breve y a las bravas (mierda de cacofonías febriles que me puedo permitir). Quiero decir, que miro mis muñecas asustado y no hay rastro de cuerdas...pero me apremio a simularlas cuando llegan las visitas a las que no puedes masacrar, follar en masa o contarles el final de Twin Peaks .
¡38.1 y subiendo... no vengáis a verme que estoy flagrante!
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