Hernán fuma mientras limpia su silla de ruedas en el garaje. Un cubo, una esponja, jabón y un paquete de cigarrillos.
Más o menos, dedica la tarde entera el día que se pone a ello, a limpiar su silla.
Luego se tumba a ver la televisión o llama a algún amigo e intenta convencerlo para que venga a casa a hacerle algo de comer. Eso suele hacer en días como este.
Pero hoy no es uno de esos días.
Acciona la puerta del garaje y, a medida que se abre, puede ver los zapatos negros de alguien, un pantalón de pinza oscuro, un traje a juego, el principio de una corbata.
La puerta se detiene justo en la barbilla del desconocido. Se oye a los niños jugar en la calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario