¡Quién metería su mano en el fuego...!
¡Quién está seguro de que sus ojos no se han secado para siempre!
¡...quién tiene alguna... preciosa certeza!
Doy todo lo que existe por sentir el delirio real. No el que creo haber experimentado.
Aunque nunca más vuelva a sentirlo. Para eso hay salida.
Algo que supere degollar a Dragó mirándole a la cara, a sobrevivir a las cacerías de las que salgo vivo en todos mis sueños, a conocer a J. como la primera vez y repetir, una a una, todo lo vivido; sumado a entrar en la desembocadura a cualquier mar en mi embarcación de remo, bañarme entre tiburones ballena y recuperar ese punto sensible de mi espalda que hacía iluminarse el mundo cuando rozaba a una chica en la pista de baile.
Todo lo que he vivido, no me ha mantenido vivo del todo.
Necesito cruzarme en el camino de todos los dioses que he negado o morir solo y aterrorizado en una fractura del hielo.
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