Los hábitos de conducta de la existencia se están reprogramando desde hace unos días. Ésta ya no me ignora como antes -apoyada en el axioma de la existencia sin existencia, la responsabilidad existencialista o el "ser catapultado a la existencia"...
Paulatinamente, se contorsiona a mi alrededor procurando hipnotizarme con los trucos de siempre, antes sguidos como un dogma, pero que ahora me importan menos que una democracia bipartidista.
La vida está ofreciéndome las mieles de seguir en mis trece porque sabe que ahora creo en pastos más verdes, porque ya no me sostiene el miedo a salpicar con mis deseos la realidad.
La vida está acojonada, sabe que se ha pasado treinta y siete pueblos y ahora toca la campanita con el anhelo de que se me escape la baba por las comisuras.
¡Que te joda un veterano de Camboya, marrana!
Me río del rap, me río de la erudición y elijo llorar, ahora sí, por las putadas a los demás.
Por el momento, me encuentro dentro de una inane preocupación ficticia...mañana, bailaré con Zorba sobre las cenizas de la próxima cumbre del G-8.
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