sábado, 2 de enero de 2010

Un runrun inevitable

Oleadas de bienestar y muerte. Señal de que he visto otra vez a la cruda madre y se me ha ahogado entre tragos; pero tambien de que he contado el gran cuento y nadie lo ha entendido. Mierda de campamentos de boca abierta y run run run run run.

Tú pon una piedra en el suelo, que en lo que tarda en rodearla el sol debería bastarte para dar una lección de caterva y sangre (si es que esto se debe separar); y si así no ha sido, acaba con tu vida y deja de dar por el culo a los librepensadores como yo. El antes y el después sólo sirven para dar contexto y para mayor gloria de la causalidad. Y me duelen músculos con razones de más. Y con razones mejores.

Y quiero hablaros de cosas serias, pero eso sí que es chungo: porque sois gilipollas; y a los gilipollas se les cuenta cosas de mentira que entran bien, se notan menos y saben mejor. Olé los chochos y olé los chichos.

Run run run run. Circulillos en cuclillas, bailes de preescolar y atentados. Yo os quiero decir a gritos que se me acaba el amor, que hay caminos para arrastrar esas penas y no tengo suelto. Pero a lo mejor no los necesitáis.

Dos cigarros de cuatro. Lo digo para que seáis conscientes de lo que cuesta escribir. O dejar constancia, o salir por detrás, o llamar a la poli, o cortar algo puro, o cantar soleás, o morir cansado, o añorar la basura.
Con dos deditos pretendí cambiar las cosas. Eh, aquí, el hombre. Y más que se deja entrever y luego es un charco de agua sucia y jipis colgados encantados con las drogas.
Y quedan dos pitis y me he dejado a otra piti en el camino de los bailes de salón y quién quiera entender que luche y caiga. Que una vez en el suelo se nota más el peso de las hadas y el peso propio de los empujes de la mente.

No comas aquello que no puedas tragar, y cartón piedra en tu retina hasta que tu mirada sea incendiaria. Run run run run, run run run run. Te deseo lo mejor si no me tengo que hacer cargo. Que pica como la carcoma y la gazuza. O como se diga.

Qué maravilla, cómo lo iba a predecir, hasta la intuición tiene un maestro...la perversión de hoy y la promesa de mañana. Porque mañana es un misterio y una amenaza.

Disfruta el miedo. Y cágate en los idiomas compartidos. Último cigarro, pero lo dejo para la intimidad.




No hay comentarios:

Publicar un comentario