sábado, 16 de julio de 2011

Pascal

Reseña para el disco "L´argot du bruit" de los Pascales Comerales (no sé me ha hecho gracia y así me los vendo)

 
"La cuisson de vos cuisses" la pongo para escribir...





Y luego está esta otra canción para caer en una cama con Emmanuelle Seigner y PJ Harvey... Ójala.

Y me he levantado de la cama, estando muy a gusto allí, y de paseo por la casa me he puesto una copa de ron y a escribir todo esto; a ver como los cigarros se convierten en líquido al caer al cenicero.

Pues no, mira, se me han roto los juguetes. -Dijo en un intérvalo en que lo rompió todo-
-crujido de nodillos, arriba... y... abajo...arriba y abajo-

                  Y la lavadora se traga a mi compañera de piso, de repente, y se convierte en un baile con mi ropa (y limpia), ¡como! he perdido, no siempre gana la carne...gentuza materiazssliteeeen!!!!

Y recuerdo que, a la tarde, era todo más de jardín y fuentes arabescas.

En unos días os habré colado un anuncio protabaco. Que sólo con verlo fumes. Va a ser con esta otra canción, me da.

Ah y la lavadora escupe a mi compa, y va la tía y por no ayudarla me sacude arriba...y...abajo...arriba y abajo...
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...
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Y otro paseo por la casa. Buscándola. Apretando fuerte mi cuerpo por la pared del pasillo. Con los deliciosos "¡te atrapé! levantando el faldón de las camas.
La oigo rodar un poco en la otra habitación.
Y me pongo nervioso de lado a lado.

La he cogido de los pies, y me la he echado-me la eché-echámonos a la copa con unos hielos.
                 Y aquí quería poneros una canción pero me dio pereza. Que le den, la desterrada del trabajo de Los Pascales...

Y no os pienso decir el nombre que sueño con poner...al jugo de lo que pienso crear.
Pero os diré que este disco ha sonado mientras se han montado una orgía las imágenes de este blog y lo han dejado satisfecho.
Y hasta me ha reformado la puerta de quita y pon para mi dormitorio, blanca de casa americana y con timbre de dos tonos y hasta bombín...

Fuera chorradas: no le he ganado ni un ring a este disco. ¡...A mí, que suelo cruzarme de piernas porque se me montan los huevos y peder mientras meo en la ducha...!   

                  Me voy que quiero estar comido para acercarme ahora a escuchar en directo al grupo de la loca esa. A ver como está el mercado...si hay deflación o inflación o -cruzo los dedos, "superloquesea"- o me toca ser del equipo de la emprendedora o del trabajador de cuidados (esto es alternancia de géneros para los de la RAE, no te los pierdas que además estaban empeñados en darme de sillón la letra "dedo metiéndose en la arroba"). 

P.D: Y si fuese bueno tomando apuntes de lo que voy pensando no habría estudiado..¿qué fue lo que estudie? así, petipuá o petipuan o petitpowerpoint (joder, soy frañoles...mi generación debe estar muerta o sólo bocabajo).

miércoles, 13 de julio de 2011

El detective indiferente VII: Intercambio infructuoso




Me levanto con medio cuerpo sacado por la ventana y haciendo aspavientos con los brazos. Así empieza un día con huevos, di que sí...el hecho de vivir en un primero y que mi ventana de a nuestro propio patio interior le quita emoción pero no significado. Intento reconocer el aroma a café recien hecho en la cocina, pero en su lugar huele a cocido en la de la vecina; claro son las 15:01 p.m y no ha sido martes 13 de pura chiripa.
          Me giro aupándome sobre la ventana y miro el ordenador que lleva con la musiquita del menú de un film japonés unas siete horas. También están unos cuatro trabajos empezados a la vez sobre el nacimiento de las gazetas, los boletines y la prensa de la sociedad de masas...una fiesta, vamos.

Llega mi compa de piso L. y me cuenta cosas del futuro que ya están aquí: impresoras que imprimen figuras tridimensionales, mapas en 3D que se configuran con valores dados de gradación de la escala de grises para la profundidad...Un montón de cosas que no entiendo demasiado pero que sé causarán furor el año que viene en la Fnac.
         Friega lo que no he fregado yo y se va a echar una siesta como hacían la familia Caraconos de Dan Aykroid.
L. es una tía que nunca se rinde y le resulta enternecedor que yo encuentre tanto significado en la derrota; como si no viese la silla de ruedas que tengo debajo o como si fuese una broma excéntrica que hago todos los días .

Y hago lo que tengo que hacer, café. Y retorna a mí el deseo imperante de escapar; no la fantasía romántica de visitar exóticos lugares antagónicos de siempre, no, ni para definirme en nuevos aspectos no localizados todavía de mi carácter; sino huir para poder respirar, alimentarme y hacer el amor de verdad, darme de ostias con asiáticos que practiquen el muay-thai desde los diez años, cruzar el desierto con una bolsita de sal como único truco de supervivencia...ese tipo de viajes.
         Viajes de borrado completo de las células que soy ahora y personarme en la nueva hornada de microorganismos que me formen.

Pero empieza a aullar la cafetera y meto la nariz dentro, se me abren los poros de la napia y el café inunda mi ser; es mi baño facial matutino y a veces de media tarde.
La ducha hace su trabajo. Suena el teléfono, no lo cojo; luego veré que era B. y me sentiré culpable. Luego pienso que no era P. y que nada es para tanto.

Abro este blog decidido a contar algo cotidiano, de mi vida real...qué duro es llamarla real a estas alturas de partido. Y quiero hacerlo paso a paso, por si encuentro la magia de las cosas sencillas de la que hablaba Proust. Me levanto a medio escribir a comerme una magdalena del Mercadona, y como estoy sugestionado, recuerdo las que me daba la vecina de mi abuela que tendría como ciento dos años -no he vuelto a conocer a nadie tan viejo- y cómo las ojeras cobraban un nuevo significado de flaccidez en ella. Escupo la bola de harina cruda tecnofacturada y me vuelvo a sentar frente a esto.

Quiero volver a la sociedad gremial, quiero apuntarme a una FP y dejar esa asignatura suelta y toda la carrera con ella, quiero estar a la altura de mis derrotas cuando tengo la posibilidad. Porque un mundo en el que ya no existen senseis es un lugar donde no se aprende nada, ni qué hacer con los inventos del futuro, ni con los recuerdos del pasado, ni con el tiempo del presente.
       Y lo escribo todo, y casi siento alivio aun sabiendo que es un falso alivio y que esto no ha hecho más que empezar.

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Una loca de las de manual que vive en el tercero grita como una poseida como si estuviese echando el polvo de su vida; yo no me creo su locura porque tengo claro que lo hace para joderme. Igual que preparar un cocido aunque viva sola y tenga que estar comiéndoselo toda la semana.
       Algún día contaré mi relación con la vecina y de como nos enrollamos para disfrute y cachondeo de todos los dioses nórdicos de la putada.
Pero no hoy; hoy me la juego a que ya está contado.

domingo, 10 de julio de 2011

Un barril lleno de serpientes



Miro la pared porque en la pared están los agujeros de gusano.
O ellos me miran a mí y yo sólo reacciono para luego decir en voz alta: "¡bastante bien, ostia!".

Y a veces están los amigos sólo que bien chavalillos, y corren tras un balón o en dirección contraria a una chica. Otras es mi padre empujando de puta pena el columpio, como si con poco me fuese a romper; como si no quisiese romperme ya entonces.
Lo mejor es cuando me cruzo con la nariz más respingona de mis sueños de juventud y se mete a la piscina para que la folle a aguadillas. Así podría pasarme horas, pero nadie me deja tranquilo mientras adoro el bañador más rojo que podáis imaginar.
Porque la verdad, es que si no hay gente, no hay agujeros de gusano.

Porque yo solo delante de la pared es solamente yo y una pared, y cosas estúpidas no hago.
Sólo me pillo por la pared cuando me recordáis sin saberlo una escena en la que con doce años me digo: "buah, cuando me pase esto sabré qué hacer", y ahora está pasando y me escondo de ese niño tan broncas.

También os digo que me lo habéis dado todo; aún incluso sin querer, porque he estado avispado, por mi manía de dormir el último o porque os lo pasásteis bien conmigo y punto y ahora me buscáis por el infinito cosmos a través del tiempo y del espacio para recordármelo...como si hiciera maldita la falta.