viernes, 1 de junio de 2012

Primeros planos








En el papel blanco se escribe sin mácula, pero aquí resaltan miles de manchas que no pienso quitar. La pantalla ni es papel, ni es reflejo. Y por eso aquí caerá todo en vertical; ni siquiera le voy a dar efecto. Un descenso hasta que asuste.

Lo anterior vertido, nada; insignificancia. Sí, pero no. Lo de ahora mismo, si quieres la verdad -y nada más que la verdad- sólo es bilis. Más insignificancia, seguro, pero reciente, la bilis de hoy; valiosa de verdad.
Bilis de amor, si lo prefieres y crees en la herencia y el aprendizaje de los días, y sobre todo de las noches.
Yo discurro separado de lo aprendido. Por la SuperVivencia. Porque tengo amigos que se han tirado de un balcón y se han perdido todo lo demás.

Yo no vivo lo que sé... Y debería. Eso seguro.

Todos merecemos morir mañana. Y que no queden más que deudas...¿qué debería quedar si no?
No va a ocurrir que estemos solas todas a la vez.  Eso no ha ocurrido nunca y por eso la mitad de la poesía es mentira y libelo.

Y que te quieran no vale nada. ¡Pero qué te voy a contar!
Lo que importa es descubrirse en lo nuevo (¡todavía aquí!) el dolor de la siguiente década, del siguiente siglo; sentirse partisano en pleno siglo XXI, reconocerse amante en tiempos de eyaculación sobre las tetas.
Porque la única lucha es la del vencido, la única gloria es la derrota. Y la razón nace del sentir o no llega a nacer y morimos siendo monos con el culo al aire y desgañitados en la madrugada con las pollas enhiestas y las tetas secas.

Bilis mezclada con diccionarios, mi trago favorito. El único que me emborracha. Y disculpad, pero fumo y ahora es el momento.

A ratos, sentimos una violencia infinita, manchada de ira y desahogo y sabemos que sólo es una excusa de la raza, una reprimenda de la especie, un "o te pones las pilas o hasta luego". Como si la naturaleza tuviera potestad sobre un suicida, sobre un bastardo.
Como si la no pertenencia fuese una perversa medida de control. No nos perteneces. No te queremos. Ven aullando y matando a tus familiares como ofrenda; no serás el último, ni el primero. ¡Acostúmbrate!

Y se posterga la bilis, se celebra la amistad un buen rato, y se brinda por lo poco que cambiamos y lo divertida que es la testarudez.
Y el sobrecogimiento es material de místicos que ya no me fían.

Mi lengua hace lo que puede. Se desdobla, realiza triples mortales y acaba poníendonos en peligro a todos los demás. ¿No existe ni una sola estatua de una lengua? Decir que el infierno es el otro es no tener ni puta idea de filosofía.

Hoy me vendían la inmortalidad de baratillo; de segundas nupcias.
En un mundo donde no nacen los mismos niños, donde la cerveza se calienta con mirarla, y donde la opción repeat es la única paz de espíritu conocida; ¿qué sentido tiene todo lo que no sea escribir sin retocar?

Nos rendiremos justo al llegar.









martes, 29 de mayo de 2012

Nunca conocerás lo mejor







Como todo lo importante de mi vida esa frase llegó a mí porque la casualidad se lió con la suerte, y por pura contingencia tuvieron un accidente y, para más imprevisto, estaba yo delante por pura chiripa.

Nunca conocerás lo mejor

Deprimente, sí; tremendamente cínico y agorero, co.
Pero si te cruzas con esta frase mientras se te acaba el cigarro, sentado en un puente calibrando si tirarte al agua o esperar a que pase un piragüista y llevártelo por delante; esta frase puede salvarle la vida.

Y como las mejores frases esta también resulta especialmente orgánica, mutable, leal.
Ese es el regalo: lo aniquilable...

O no, claro, pero aún no has conocido lo mejor...y nunca lo conocerás.

Y vienen épocas de vivir en el mundo del ensueño -de real que es todo- Nos coloca tanta realidad y los años se van volando en todas las direcciones con el capó abierto; dejando una columna de tus recuerdos volando por la carretera. Te tocas la oreja y ahí estaba, esperándote desde hacía ni se sabe; un cigarro que pusiste ahí para afrontar mejor el futuro o para celebrarlo o para calmar el miedo. Y no puedes recordar cuando has sido más feliz, pero aún no has conocido lo mejor...y nunca lo conocerás.

Y no sé vosotros, pero yo me siento como si hubiese nacido ayer, y conocer esa máxima no resulta ni placentero, ni cómodo, simplemente es algo bueno que recordar.
Simplemente es lo mejor que he conocido hasta ahora: el ansia es algo que no cambiar por nada del mundo.

Sé voraz, vive intensamente lo poco que te toca y no te creas nada de lo que te venga a la cabeza a la vejez.

Porque seguro que ya habrás conocido lo mejor; me da que es lo que tiene que pasarnos.