jueves, 17 de julio de 2014

Para matarme hay que dispararme a la cabeza


Me disponía a ello. A mezclarlo todo y no entender nada. Quería rezar al vacío para oír mi voz y, mediante la prosodia, volverme un seductor sonoro; como esa voz de carretera y limpiaparabrisas. Y un coro de mujeres fantásticas para esta canción. Hacer bailar a los críos y esas cosas, ya sabéis.

Y desperté de un buen sueño que duró un verano. Mis hermanos también despertaron y no les fue mejor que a mí. Pero entre hermanos nadie se preocupa del resto, eso es lo que más echo de menos por ser hijo único.

No era así tampoco, vale. Habría de todo lo que nos gusta, quizás por turnos o en orden como en la Administración. Pero estaba muy lejos de aquello, por abrir los ojos y tratar de enfocar. El despertar es grandioso aunque amanezcas en prisión tras dejar el sueño de libertad. El despertar es orgulloso y, joder, el orgullo me sabe a solomillo y margaritas a la brasa.
 Pero en la realidad nada estaba siendo como acostumbraba. Lo cual es necesariamente bueno, por supuesto.

Me dispuse a disfrutar, a bailar el día. ¡Ay, esta vida! ¡Qué ingeniosa que es la marrana! Sabe Dios que me río hasta pederme, como poco. Alguien, mientras, está preparando unos copazos, con tanto hielo como sed traigo. Luego, lo de siempre, el "¿qué piso es?" que suelta alguien antes de decidir beber en la calle. La animalidad es un recuerdo por el que brindar.




Y notas las eróticas vibraciones en el suelo de un andar rompedor. Comienza el baile del cuello, escudriñando la ciudad en busca de la dueña de esas pisadas. Se detiene el mundo y la ves, y las arterias empiezan a sudar, subimos el termostato de la ingle y comienza la persecución hasta su posición. Y, en cuanto hay contacto visual, comienza la danza conversacional:

- Mira, mira, me muevo en todas las direcciones

- He visto eso toda mi vida y es la mar de aburrido

- Espera, deja que te ponga aquí, con la luna llena detrás tuyo como si fuese una pamela asteroidal

- Esto resulta, cuando menos, patético, cariño

- Conmigo nunca te faltará un plato de macarrones con queso, te lo juro

- Te he visto hacer todo ésto hace un momento, se lo hacías a aquella otra chica

- No querré más a nuestros hijos que a ti, simplemente será de una forma algo diferente

- No hablas de amarnos...

- Sí, lo hablo

- Hablas por hablar

- ...Amarnos con todo el cuerpo

- Creo que eres mono, pero no vamos a irnos juntos

- ¡Y nadie lo hará desde ahora, porque todos trabajan para mí!

La situación. Hay dioses presenciando las situaciones, ¿o qué os creíais? Además siempre pueden bombardear la ciudad al amanecer; mejor que cuando ocurra estemos lejos y juntos.