
"Está muy cansado, ¿verdad?", y me desperté con esas palabras en un restaurante chino vacío, con la comida delante (o la cena, o el desayuno).
Salí a la calle con aquel tierno despertar escribiéndose en cada célula; ellas lo creyeron de verdad y yo lo entendí así de tarde.
He alisado mis músculos hasta que se confunden con juguetes de plástico; ni rastro de vitaminas, ni fibra, ni...
Pero aún conservo intacta la percepción: aún capturo toda la gama de colores y brillos. Sabiendo que tengo todas las de perder frente a la no renovación de las sinapsis.
Quizás seré el último en percibir lo que hay; el último tipo despierto.
Y ando en busca de misticismo, claro; ya sea entre ballenas o en un pueblo de la Polonia post-comunista: un entorno no valido para la publicidad, ahí debe haber algún dios.
¿Creyente? No, únicamente harto de estar de espaldas. A la ciencia, a la civilización y a la ternura.
A. me avisa, que ésto se pasa, pero me temo que no veo tan claro que seamos rompeolas del tiempo, sino piedras que parece que se mueven en los desiertos. O basura espacial soñando con abrir un agujero en la MIR.
En cualquier caso, tengo claro que "lo que nos hace más fuertes, nos mata".
Eh tio... te veo cada vez más suelto...
ResponderEliminar(le hablaba al cordel que tienes anudado en el cuello, gilipollas)
Ey, un beso. Luis.