jueves, 13 de mayo de 2010

Les Étoiles des Filles Mortes


Lo sé sin salir de aquí.
Corren arrastradas por los ríos,
flotan en los mares.
Se mantienen incorruptas.
Ellas con especias de bosque y noche en cada orificio.
Yo en el desierto del futuro, como gato alrededor de comida caliente.
Y decenas de inuit usándolas como embarcación para llegar al oceano;
arremolinadas al final y erigidas como arrecife de hagiografía.

Y en mi memoria episódica una no ve a la otra,
la hermana no mira a la amante y ninguna dosis fue primero.
Todas y yo, sobrados de razón,
fluidos para motor
y ansia de morir como siameses separados.

Salgo de todo esto y no hay corriente marítima conectada a nada.
Ni lírica completa, ni polvo retractil bajo el lóbulo temporal.
Sólo coros de infancia armada,
mis sombras formando una familia,
el cardumen alimentándose de los ases rotos
y sus estrellas brillando impenitentes en los cuerpos que quedan bocabajo.



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