miércoles, 9 de septiembre de 2009

09/09/09

Los chavales del Ramadán están en el ecuador de su religiosa tortura; el ayuno encerrado en el calendario es otra cosa más que no me explico...pero oye, con dos ovarios: un mes de acostarse muy tarde -o muy temprano- y pasar el ayuno durmiendo es lo que haría yo con gusto; otra forma de hacerlo sería insoportable para mi, una imposición dolorosa de verdad y un avinagramiento del humor que, de esta otra manera lo podrás derrochar con los vecinos y amigos en interminables noches de camaradería.
Bien sé que los que mejor me caen lo hacen así: dedicado a los vivos de su alrededor.

En otro orden de cosas...qué de gente hay en todas partes, qué agotador. Necesito que alguien toque el piano, o el violín, y quemad a lo bonzo a alguien de manera delicada.
Lo más estrafalario de todo es el pensamiento que no me quito de la cabeza: que mi madre a sus 64 años me va a dar un hermanito. Cosas más raras he visto, bueno, no... es mentira; si presenciase cosas así no me volcaría en un blog, persiguiendo una quimera que hoy ha debido saltar a otro perro con más sangre que pasaba.


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