Múdate a una casa con terraza, vive en esa terraza, olvida los bares, olvida el alcohol, olvida todas las noches. Piensa en tu madre, o en tu padre, piensa en tu mendigo, en tu panadero.
Gana algo de dinero y mételo en una cuenta corriente, sin darle vueltas a nada, consigue un coche viejo y escápate a sitios nuevos. Toma café en las cafeterías, por las mañanas, y a las noches cena, lo que sea pero cena.
Con un poco de suerte habrán pasado siete años y tendrás fuerzas para quién las quiera.

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