martes, 4 de diciembre de 2012

Soy grito y soy cristal








Antes era mago.
Sabía jugar con las percepciones; no sólo con las mías. Podía.
Incluso conseguí levantar un hogar de hojas secas que se contorneaba con el viento, en el que se podía encender un fuego sereno y calentarte.
Pero un hogar sin gente es estar sólo en medio de un remolino de hojarasca.

Antes era un buen mago.
Los críos venían corriendo cuando me acercaba a cualquier pueblo.
Y los viejos se cogían de la mano sabiendo que se podían quebrar; y no importaba.
Se hacían jóvenes a mi costa y todos estábamos de acuerdo.
Pero quise llevar mi revolución a demasiados pueblos
y me volví un conquistador cruel.

Era casi un mago.
Invocaba compañía en las peores noches y les pagaba bien.
Crucé tantas líneas prohibidas que ningún poema sincero me explicaba.
Me derroché. Y ya no podía saborear.
A partir de ahí, cuando lanzaba un beso con la mano era inevitable que algo muriera.
Algunos de esos sitios, los he vuelto a visitar y ahora tienen candados.

...casi un mago
Me herí el cuerpo, me hacía miles de pequeños cortes y los animales podían beber.
Pero pronto me atacó la anemia.
O la pérdida de mi energía arcana.
Solamente entre miles podía ser uno.
Uno que sufre los recuerdos más maravillosos y aún puede sanar a los otros, que casi fue un mago,
pero que ahora sólo es grito y es cristal; mientras tú te eriges en el Valle de los Reyes.








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